Venezolana
Esdras Parra Nació en Santa Cruz de Mora, Estado Mérida de Venezuela en 1939 y falleció en Caracas en el año 2004. Fue una poeta, ensayista, narradora, traductora.
En los años sesenta publicó narrativa: El insurgente (1967), Por el norte el mar de las Antillas (1968), Juego limpio (1968). Fue miembro fundador de la revista Imagen, en la cual trabajó como editora por varios años.
Mantuvo una constante presencia en el mundo literario a través de publicaciones periódicas y como promotora cultural. Después de haber elegido el género femenino y luego de un largo silencio editorial, gana el Premio de Poesía de la II Bienal Mariano Picón Salas de Mérida (1993) con Este suelo secreto (Monte Avila Editores, 1995). Y publicó dos poemas más: en el 2001, Antigüedad del frío y Aún no en el 2004.
Dejó varios poemas y textos inéditos, al igual que dibujos, actividad a la que se dedicó en sus últimos años.
Texto tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Esdras_Parra
"No le pido a nadie que me comprenda, pero no le permito a nadie que me irrespete".
Esdras Parra
Fue escritora (novelas, cuentos y poesía) y pintora. Además fue directora de la Revista Nacional de Cultura y de la revista Imagen del CONAC (Comisión Nacional para la Cultura, hoy Ministerio de la Cultura).
Su suave presencia reservaba no sólo un carácter recio, sino un escándalo que durante años animó murmuraciones en las peñas de la literatura venezolana. Tuvo el valor de volver a esa provincia melindrosa, tras una larga estadía en Europa y una insólita transformación: cuando fue hombre se le consideró uno de los cuentistas más brillantes de su generación; convertida en mujer sumaría su voz a la gran poesía de Venezuela. Hombre, mujer, o más bien un ángel, como lo llamó un amigo en el momento que partió de este mundo en noviembre pasado
fue lento y difícil el proceso, “en el cual tuvo que correr el riesgo de una cirugía que lo transformó en mujer. Su ausencia duró más de lo que la propia Esdras había previsto, porque tuvo que aprender a impostar la voz en un tono femenino, algo que le llevó mucho tiempo”. Luego resalta que lo más interesante de Esdras fue su vida, sobre todo por la época en que tomó esta decisión tan asombrosa. “Por lo general, los travestis y los transformistas no se juegan por el amor; para ellos, todo es tener una falda, unos tacones, una buena peluca y una gran caja de maquillaje. Esdras, en cambio, nunca fue un hombre afeminado, y más tarde cuando regresó como mujer, no se escondió, ni se fue a una cueva donde nadie la viera para escribir sobre lo que había vivido. No, por el contrario, siempre ha sido una persona muy digna, muy valiente, nunca la he visto comentar absolutamente nada, ella sigue su camino incólume.
Esdras Parra
Fue escritora (novelas, cuentos y poesía) y pintora. Además fue directora de la Revista Nacional de Cultura y de la revista Imagen del CONAC (Comisión Nacional para la Cultura, hoy Ministerio de la Cultura).
Su suave presencia reservaba no sólo un carácter recio, sino un escándalo que durante años animó murmuraciones en las peñas de la literatura venezolana. Tuvo el valor de volver a esa provincia melindrosa, tras una larga estadía en Europa y una insólita transformación: cuando fue hombre se le consideró uno de los cuentistas más brillantes de su generación; convertida en mujer sumaría su voz a la gran poesía de Venezuela. Hombre, mujer, o más bien un ángel, como lo llamó un amigo en el momento que partió de este mundo en noviembre pasado
fue lento y difícil el proceso, “en el cual tuvo que correr el riesgo de una cirugía que lo transformó en mujer. Su ausencia duró más de lo que la propia Esdras había previsto, porque tuvo que aprender a impostar la voz en un tono femenino, algo que le llevó mucho tiempo”. Luego resalta que lo más interesante de Esdras fue su vida, sobre todo por la época en que tomó esta decisión tan asombrosa. “Por lo general, los travestis y los transformistas no se juegan por el amor; para ellos, todo es tener una falda, unos tacones, una buena peluca y una gran caja de maquillaje. Esdras, en cambio, nunca fue un hombre afeminado, y más tarde cuando regresó como mujer, no se escondió, ni se fue a una cueva donde nadie la viera para escribir sobre lo que había vivido. No, por el contrario, siempre ha sido una persona muy digna, muy valiente, nunca la he visto comentar absolutamente nada, ella sigue su camino incólume.
Hay serenidad en tu lenguaje
bien dispuesto se atiene
a su propio rigor
a su destino evocativo en la intimidad natural de la página que abre caminos en la aurora un lugar que se pierde de vista crecido hasta alcanzar el presagio.
Esdras Parra
a su destino evocativo en la intimidad natural de la página que abre caminos en la aurora un lugar que se pierde de vista crecido hasta alcanzar el presagio.
Esdras Parra
Texto tomado de: http://divarios.blogspot.com/2007/02/esdras-parra-perdonajes-en-la-histoia.html
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